Ven a comerte esta tristeza
de cifras voluptuosas hasta lo absurdo.
Ven a devorar esta desgana
de andar a solas por las ciudades
fumando el dióxido de los autobuses
que llegan a ninguna parte.
Ven a comerte estos “te quieros”
que se me pudren en la boca.
Porque no hay tiempo
y es urgente
borrar el reflejo de los escaparates
que anuncian cosas tan inútiles
como esta lluvia sobre el asfalto.
Ven a beber esta sangre
del manantial que abrió la cuchilla
desesperada de recuerdos,
de vísperas de nada.
Ven, pues, de una vez
y devora esta tristeza
de gotas suicidas.
1 comentario:
A ver si te mola esto que se me acaba de ocurrir.
"...devora esta tristeza
de gotas suicidas;
las que se calan en mi interior,
y me matan poco a poco".
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