“Era más de media noche,
antiguas historias cuentan,
cuando en sueño y en silencio
lóbrego, envuelta la tierra,
los vivos muertos parecen,
los muertos la tumba dejan.”
(José de Espronceda, El estudiante de Salamanca).
cuando en sueño y en silencio
lóbrego, envuelta la tierra,
los vivos muertos parecen,
los muertos la tumba dejan.”
(José de Espronceda, El estudiante de Salamanca).
Tenía una maldición en los labios
y un regusto a ron en la mirada,
jugaba siempre a la misma carta,
la misma mujer iba a su lado.
Aquella noche de luna helada
lo vieron ir solo por el barrio
cabizbajo, pisando los charcos
con una sonrisa demacrada.
Aquella noche no tuvo amigos,
y jugó con las cartas marcadas.
No vio a la mujer que lo esperaba
con frío de acero entre las manos.
Sintió una navaja en el costado
mientras la más bella lo besaba
con una maldición en los labios
y un regusto a sangre en la mirada.
La muerte siempre estuvo a su lado
jugando con las cartas marcadas.
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