Porque a veces sonríes y se me despuntan de golpe todos los lapiceros.
Porque a veces no puedo evitar decir cosas idiotas como: “te quiero”.
Porque hay
noches que abrazaría el cristianismo por que tu ropa siguiera en el suelo.
Porque a veces me viene tu sombra y se me asusta el cenicero.
Porque a veces tus bragas huelen como el color azul en los sueños.
Porque hay días
que quisiera soltarte de mi cama y follarte en el techo.
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