“LUCIFER: Portador de la luz, conocimiento, el aire, lucero del alba, el Este.”
(En Antón La Vey, La Biblia satánica)
El diablo descansa en lo alto de la pirámide que forman las cartas del Tarot. En la base, la Rueda de la Fortuna derriba a un rey y alza a un mendigo.
La gitana señala un naipe mugriento mientras habla sobre una maldición ancestral y una caída al pozo del dolor. En algún momento, la luz del quinqué tiembla sobre la mesa y un reflejo extraño pasa inadvertido en la bola de cristal. La hechicera levanta la vista de los arcanos para mirar al extranjero.
Advierte cierta tristeza en sus ojos duros.
- Veo desgracia en las cartas. Ten cuidado, el orgullo será tu perdición.
El viajero habla entonces por primera vez desde que entrara en la choza seguido de un aire gélido. En su voz se advierte la misma tristeza que llena sus ojos.
- Llegas tarde, bruja. Ya he oído el trueno que abrió el abismo; el Dios vengador robó hace tiempo los colores de mis plumas. Ya devoraron las sombras la luz de mi nombre.
Habla con un tono que le recuerda las historias que contaban los viejos cíngaros sobre tiempos remotos.
“¿Por qué sólo veo su pasado en los signos del futuro?”. Un vértigo de aristas rotas se apodera de la anciana y la obliga a cerrar los ojos un instante. Cuando los vuelve a abrir, no queda más que un vapor helado en el lugar que ocupó el viajero. Oye un ruido, como el batir de un par de alas en la noche sin astros.
Sentada en la penumbra siente un frío que le hiela el alma; se acerca al hogar y añade un poco de leña. Mientras contempla las llamas, una figura se desvanece en la bola de cristal.
Amanece en tonos de sangre, una figura desaparece entre los últimos jirones de niebla.
Fuera de la choza, el viento del Levante parece llorar entre las copas de los árboles.
3 comentarios:
Hacía tiempo que no pasaba por estas tierras, pero bien sabe usted que a los hombres con nombre de navajas oxidadas en el desierto nos gusta leer sobre brillos devorados por sombras
Me encanta, sin comentarios
Señor IncendioM: siempre es grato tenerle de visita por estas catacumbas. Gracias.
Chica de Cirstal: sin comentarios yo también. Sólo agraderte la visita y el comentario (aunque quede un poco extraño).
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