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jueves, 15 de diciembre de 2011

UN CUENTO DE NAVIDAD (2ª PARTE)



En tan sólo dos semanas tenía el borrador sobre la mesa del señor Sanguino. El despacho era imponente, amplio, bien iluminado, estaba situado en la última planta y contaba con ascensor privado. La decoración no le gustaba, resultaba demasiado “kitsch” para alguien con tanto dinero. Esto le reafirmaba en su idea de que el dinero podrá comprar los mejores cuadros, o los muebles más caros, pero no puede comprar el gusto. El señor Sanguino era el típico ejemplo de “self-made-man”, el hombre hecho a sí mismo que, partiendo de unos orígenes humildes, había conseguido escalar hasta los puestos más altos.

Sonriendo con condescendencia mientras dejaba el guión sobre el escritorio de caoba, le dijo: “No está mal, pero nuestro público no quiere una obra tan… ¿cómo decirlo?, tan “dramática” – y subrayaba las comillas con un gesto de los dedos, siempre las subrayaba con ese odioso gesto – Verás, amigo Pablo, yo pensaba en una adaptación moderna, algo más ágil, algo así como una comedia, pero una comedia “actual”. ¿No te parece demasiado fuerte que el jefe de ese pobre diablo sea tan… “malo”? No sé, tú eres el creativo, busca algo más acorde con nuestro programa, algo que al público le guste ver.”

- Perdone, señor Sanguino, pero la obra de Dickens…

- Dickens, olvídate de ese escritor, tienes que crear, por algo eres un “creativo”, toma su idea, sí, pero no esclavices tu talento a lo que contó un viejo escritor del siglo no sé cuántos.

- Diecinueve, señor, es un escritor del siglo diecinueve, y no era tan viejo, cuando escribió “Cuento de Navidad” sólo tenía treinta y un años.

- Bueno, como sea, ¿crees que a nuestros espectadores les interesa lo que ocurría en no sé qué país en el siglo diecinueve?

- En Inglaterra, señor, la obra está ambientada en Inglaterra – la ignorancia de su jefe empezaba a sacarle de sus casillas, le costaba no perder la compostura, pero logró calmarse pensando en los regalos que compraría a sus hijos con el dinero extra que le iban a pagar por el encargo.

- Pues eso, ¿a quién puede importarle “a día de hoy” una historia como esa? No, querido muchacho, la gente quiere verse reflejada en las historias que se les ofrece, no sé, podrías ambientarlo en Andalucía, son tan cachondos los andaluces… podríamos contratar a ese dúo de humoristas para los papeles protagonistas… y que de pronto, salten con lo de “Joshuaaaaaa”, podemos hacer que el hijo enfermo de ese pobre diablo se llame Joshua, eh, muchacho ¿qué te parece? Muchacho, ¿me estás escuchando?

Pablo estaba mirando la librería que ocupaba la pared tras el escritorio del señor Sanguino, una de esas librerías de madera oscura que había rellenado con libros comprados al peso. La mirada se le había quedado pegada en el lomo de un libro grueso donde se leía en letras doradas: “CHARLES DICKENS’ COMPLETE WORKS”.

- Disculpe, señor, estaba admirando su librería…

- Ah, estos intelectuales y su afición por los libros. Anda, pasa y mira a gusto. Te decía que podríamos contratar a una pareja cómica para los papeles protagonistas – la mano derecha de Pablo voló hacia el volumen de las obras completas de Dickens la calva del señor Sanguino relucía indefensa - ¿conoces a ese dúo que te digo? Yo es que es verlos y no puedo parar de reír – la voz del señor Sanguino llegaba amortiguada por las palabras del joven escritor inglés: “MARLEY was dead, to begin with. There is no doubt whahtever about that(…).” Ah, sí, “Marley había muerto”, “muerto”, “muerto”.

UN CUENTO DE NAVIDAD (1ª PARTE)



- No entiendo cómo no se defendió, ni siquiera está atado y el forense asegura que no tenía drogas en el organismo.

- Yo tampoco me lo explico, no sé cómo coño voy a redactar el informe. Es muy extraño. Creo que lo más posible es que le pillara desprevenido.

- Sí, se le ponen a uno los pelos de punta. ¿Cómo puede llegar alguien a matar a un tío como éste a golpes con un volumen de las obras completas de Dickens?

- Este caso me pone de los nervios. Y además, en Nochebuena… Debió de emplearse a fondo con el pobre diablo para llegar a matarlo a golpes con un libro. ¿Te has fijado en el tío? Míralo, está como ido, ahí sentado, no ha hecho falta ni reducirlo, cuando llegaron los agentes se limitó a levantar la cabeza y decirles “lo he matado”. No se ha movido de esa silla desde que lo detuvieron y no para de repetir “Marley no sé qué”

- “Marley was dead”. Es inglés, es algo así como “Marley había muerto”

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Dos semanas antes, el señor Sanguino, productor ejecutivo de Tele-pantalla, estaba hablando con Pablo Matamoros, guionista de la misma cadena. Le encargó una adaptación de Cuento de Navidad de Dickens para el especial de Navidad del programa estrella de la cadena, “cuenta conmigo”. Pablo pasó las siguientes semanas emocionado por el proyecto, por fin podría firmar un guión él solo sin que su nombre se perdiera entre el conjunto de guionistas del programa. Y encima una adaptación de Dickens, al fin un trabajo interesante. Llevaba diez años trabajando en Tele-pantalla y era la primera vez que se alegraba de trabajar en aquella empresa desde que saliera de la facultad, donde había estudiado Literatura Inglesa.

“Dickens –pensaba- por fin puedo trabajar con material de primera”. Hasta entonces se había dedicado a escribir guiones para ese programa de sobremesa donde los tertulianos se pasaban dos horas y media gritándose unos a otros. Pero al fin la suerte parecía sonreírle.


No os perdáis el desenlace en la próxima entrega, el día 25 de diciembre, en este mismo blog.

viernes, 9 de diciembre de 2011

DUDA RAZONABLE

Imagen: Fotograma de la película La novia cadáver, de Tim Burton.

- … ¿Hasta que la muerte os separe?

- Sí, quiero.

Desde ese día ha intentado matarme veinte veces. Empiezo a sospechar que ha dejado de quererme.

jueves, 24 de noviembre de 2011

DE GOTAS SUICIDAS

Imagen: "Reflejo nocturno". Autor: El Rey Peste.

Ven a comerte esta tristeza

de cifras voluptuosas hasta lo absurdo.

Ven a devorar esta desgana

de andar a solas por las ciudades

fumando el dióxido de los autobuses

que llegan a ninguna parte.

Ven a comerte estos “te quieros”

que se me pudren en la boca.

Porque no hay tiempo

y es urgente

borrar el reflejo de los escaparates

que anuncian cosas tan inútiles

como esta lluvia sobre el asfalto.

Ven a beber esta sangre

del manantial que abrió la cuchilla

desesperada de recuerdos,

de vísperas de nada.

Ven, pues, de una vez

y devora esta tristeza

de gotas suicidas.

viernes, 11 de noviembre de 2011

DE DIENTES Y OTROS ÓRGANOS VITALES.



Saludos, mortales:

Tengo el gusto de reproducir en este blog unas greguerías de mi autoría, en homenaje al Maestro Ramón "Porantonomasia":


-Hay recuerdos que se obstinan en permanecer entre los pliegues del cerebro como esas hebras de carne que se pudren entre los dientes.

-Hay voces que recuerdan esa dentera de cuando la maestra arañaba la pizarra en las tardes de monotonía tras los cristales.

-Querida: tu recuerdo es como este dolor de espalda; siempre aparece en el momento más inoportuno.

-Me gusta cómo recoges del suelo tu caída de ojos.

-Mientras me pongo los ojos cada mañana, el tipo del espejo me devuelve una sonrisa burlona.

-La humedad del techo hoy se parece a Julio César.

-La sombra de ojos aumenta un 25% su expresión de asombro.

-Al salir de la ducha se sentía fresca como un kilogramo de sardinas.

-Dijo dios: fiat lux, y el hombre inventó las sombras chinescas.

-El sol declinaba: “sol, solem, solis, soli, sole, soles, solium, solibus.”

-Los zapatos son ataúdes para los pies.

domingo, 30 de octubre de 2011

VEO, VEO

Imagen: Friendly Persuassion. Rafal Oblinski.

Veo, veo… ya no veo nada.

Se fue la pasión de las palabras y el juego se me antoja torturante. Será, digo yo, que he perdido los pasos por la llanura sin caminos (ya sabéis, caminante, etcétera).

Miro (y son los mismos ojos que me abrieron el mundo) pero ya no veo nada. No es tristeza, al cabo sé que todo se termina secando bajo capas de olvido.

Desapareció la ilusión como desaparecerá el amor. No me engaño, en el fondo siempre supe (aunque me esté mal el decirlo) que esto iba a pasar. No es tristeza, es un rencor hacia mis sentidos que me nublan esa otra mirada.

Veo, veo… ya no veo nada.

Y tampoco es rencor, es ese algo que se queda pegado a los zapatos como una mierda, o como el alquitrán y esas incontadas sustancias que se aferran a los pulmones.

Será (digo yo, aunque me esté mal el decirlo) que se me ha muerto el ansia por las metáforas. Que no le encuentro sentido a seguir caminando por las nubes.

Veo, veo, etcétera.

Poema aparecido en el número 2 de la revista digital DESEO, marzo 2007.

viernes, 21 de octubre de 2011

EL VIAJERO

Imagen: El ángel caído. Extraída del blog: Otoño sangriento


LUCIFER: Portador de la luz, conocimiento, el aire, lucero del alba, el Este.”

(En Antón La Vey, La Biblia satánica)

El diablo descansa en lo alto de la pirámide que forman las cartas del Tarot. En la base, la Rueda de la Fortuna derriba a un rey y alza a un mendigo.

La gitana señala un naipe mugriento mientras habla sobre una maldición ancestral y una caída al pozo del dolor. En algún momento, la luz del quinqué tiembla sobre la mesa y un reflejo extraño pasa inadvertido en la bola de cristal. La hechicera levanta la vista de los arcanos para mirar al extranjero.

Advierte cierta tristeza en sus ojos duros.

- Veo desgracia en las cartas. Ten cuidado, el orgullo será tu perdición.

El viajero habla entonces por primera vez desde que entrara en la choza seguido de un aire gélido. En su voz se advierte la misma tristeza que llena sus ojos.

- Llegas tarde, bruja. Ya he oído el trueno que abrió el abismo; el Dios vengador robó hace tiempo los colores de mis plumas. Ya devoraron las sombras la luz de mi nombre.

Habla con un tono que le recuerda las historias que contaban los viejos cíngaros sobre tiempos remotos.

“¿Por qué sólo veo su pasado en los signos del futuro?”. Un vértigo de aristas rotas se apodera de la anciana y la obliga a cerrar los ojos un instante. Cuando los vuelve a abrir, no queda más que un vapor helado en el lugar que ocupó el viajero. Oye un ruido, como el batir de un par de alas en la noche sin astros.

Sentada en la penumbra siente un frío que le hiela el alma; se acerca al hogar y añade un poco de leña. Mientras contempla las llamas, una figura se desvanece en la bola de cristal.

Amanece en tonos de sangre, una figura desaparece entre los últimos jirones de niebla.

Fuera de la choza, el viento del Levante parece llorar entre las copas de los árboles.

miércoles, 12 de octubre de 2011

VIRGEN DE LOS FRACASOS

Imagen: Estación de Metro de Chamberí, Madrid. Antes de su restauración.


Amanece una luminiscencia opalescente,

bajo mi sombrero desdichado

adivino un reflejo

en la superficie esmerilada

de ciertos ventanales donde se muestra

la virgen de los fracasos.

Intento una palabra bajo el sueño de plata

y mi locura (harta de ser y no estar)

balbucea una letra

vencida bajo el calabobos.

Amanece una opalescencia luminiscente

con las comisuras descosidas

de intentar decir el poema

que nadie entiende,

que nadie canta,

que todo está silente

y sucio y triste y frío.

Amanece el asfalto

con resaca de estrellas,

los semáforos regulan el pulso

de pasos que no saben el norte,

que se pierden en pasillos

que llevan a ninguna parte.

Amanezco con una resaca en los labios,

he perdido mi desdichado sombrero

y los zapatos con la boca descosida

para decir el poema

que la virgen del fracaso

quiere que nadie entienda

y todo permanece envuelto

en una luminiscencia

sucia y fría y triste.





jueves, 22 de septiembre de 2011

OTOÑO EN UN BAR DEL CENTRO

Imagen: Otoño. Autor: El Rey Peste.


Hay un poema en las nubes que nadie mira. Avanzo como en los días de la fe en los versos, pero sucede que me pesa el vacío de los bolsillos.

En el bar de abajo el otoño pide café con leche y dos porras. Tiene telarañas en la voz. Algo me hace mirar afuera. Han salido algunos abrigos desde la naftalina del verano; la calle se llena de ese olor a ropa deformada.

El tío de la televisión dice que son las nueve y media (en Canarias, una hora menos, y buen tiempo). Llueve, llueve mucho esta mañana. Las gotas se manifiestan en pequeños torrentes calle abajo o se concentran en charcos reivindicando un lugar entre la prisa.

¿Qué se debe? La camarera mira con gesto vacío, hace un cálculo rápido, dos sesenta. Repaso las monedas de mi bolsillo escuálido, pido otro café, largo, por favor. Y caliente, muy caliente.

El humo del cigarrillo entra sin permiso en mi ojo y me hace lagrimar, sumerjo la cucharilla en un vaso largo de pena.

El otoño ha salido; luego, por la tarde, pisaré el suicidio de las hojas donde se pudre el poema que nadie mira.

sábado, 3 de septiembre de 2011

EL REY PESTE EN PAPEL


Imagen: portada del número 2 de la revista ENTROPÍA



Saludos, mortales:
Por fin, el Rey Peste, ve publicado uno de sus delirios en papel. Se trata de la revista ENTROPÍA, en el número 2 tuvieron el buen criterio de incluir este relato que, para quienes no logréis encontrar la mencionada revista y queráis leer lo que el Rey Peste ha escrito, reproduzco en esta entrada.
Pinchad en las imágenes para verlas a tamaño completo y... felices pesadillas.

Post Scriptum: El Rey Peste quiere agradecer la colaboración de Manuel Sassoon por el estilismo y el maqullaje y a Luis Mata por la fotografía que ilustra la página 70 de la revista y tercera del relato.





jueves, 25 de agosto de 2011

ALGUIEN




Alguien agrupa las horas

con paciencia de hombre viejo

alrededor de mi casa en ruinas;

miro las heridas en sus manos

y la sangre brota como un hormiguero.

Ya no oigo el murmullo de las aguas

entre las rocas sin nombre:

sólo se oyen las campanas

cerca lejos

tan cerca tan lejos.

¿Quién es aquel que agrupa las horas?

¿por qué viene llamándome por mi nombre?

¿por qué las heridas de sus manos

no me dejan oír el murmullo del agua?


Del libro Tras los muros del silencio. (Inédito).

jueves, 11 de agosto de 2011

CROSSROADS

En la imagen: Robert Johnson.


“(…) y se confundirán nuestros tiempos y la cronología se perderá en un orbe de símbolos.”

(Jorge Luis BORGES)

Ha dejado la casa. Camina vencido por lo irreductible de su viaje. La guitarra duerme en su funda.

Ha caminado, siempre cuesta arriba, hasta el cruce.

Sus botas conservan el polvo de mil y una historias. Conoce los lugares donde se reúnen los vagabundos; sabe la soledad del bourbon en los bares de carretera…

Ha caminado hasta esta encrucijada para comprar su historia a un vagabundo a cambio de los pocos dólares que le quedan.

Las seis de la tarde es la hora fijada; aún le queda tiempo. Enciende un cigarrillo bajo el cielo abrasante de agosto. Despierta las cuerdas de su guitarra y empieza a improvisar sobre una melodía que aprendió en New Orleans o, tal vez, en Memphis (ha andado tantos caminos como los que ha olvidado).

El vagabundo aparece a las seis en punto. Se dispone a guardar la guitarra pero le pide que siga tocando, no hay prisa. Hay algo extraño en aquel tipo. Viste, como él, un traje cansado y gruesas botas de campesino; pero cierto toque denuncia que no es quien pretende. “Bien, qué importa, tiene una historia”.

Le apremia para que hable. El vagabundo sonríe con misterio mientras unas urracas graznan rasgando el calor. Pide un cigarrillo. Mientras exhala el humo con una expresión de placer exagerado, comienza a desgranar su tragedia.

“Mi padre muerto se me apareció en las almenas; desde el infierno me exigía venganza. Su hermano lo había matado. Entonces Ofelia enloqueció y se arrojó al río. El agua la arrastraba hacia el fondo mientras cantaba su canción. Yo ya había enloquecido por aquel entonces o quizá ya había muerto.

Verás, mi hermano me echó un veneno en el oído mientras dormía en el jardín. Pero eso ya te lo he contado ¿verdad?

Mi madre se casó con el asesino de su marido y Ofelia había perdido la razón porque yo maté a su padre o quizá yo maté a mi hermano y me casé con mi madre…”

Algo olía a podrido en aquella encrucijada de Mississipi. ¿Quién era ese pobre demente que confundía nombres y hechos, mezclándolos como un tahúr la baraja para una partida alucinante?

Empezaba a sentirse mal; de pronto el aire se había enfriado. Dio media vuelta para buscar la chaqueta. Cuando se volvió hacia el vagabundo, sólo encontró el filtro del cigarrillo aplastado contra el suelo.

Coge la guitarra y comienza a improvisar sobre una melodía que aprendió en Sant Louis, o tal vez en Dinamarca cuando fue rey…

viernes, 5 de agosto de 2011

DELICATESSEN POÉTICA



CALAMARES A LA ROMANA

Rebozados clasicistas

salen del hirviente foro.

Los cefalópodos de oro

presumen de nobilitas

y sabios renacentistas.

A pesar de la censura

que sufrió su pluma dura,

no los desprecies, Ovidio,

que no merecen olvido

de ninguna dentadura.

viernes, 29 de julio de 2011

BORRADOR (o la musa asesina).

Imagen: Sin City, de Frank Miller.


A veces un verso
se niega a salir de mis ojos,
los dientes se cierran hasta el dolor para que no huya
boca adelante.

A veces los dedos
me parecen
bloques de cemento y
no encuentro la forma de dejar de golpear el teclado, buscando una salvación que no existe.

A veces,
un dolor sordo se me instala
en el sitio de la memoria y
no quiero enjugar las lágrimas que
escapan por los poros.

A veces te presiento entre las sombras, tus pies desnudos no despiertan el polvo de los pasillos y sé que eres quien vendrá a matarme,

dejo una navaja en el mueble de la entrada.

Una navaja afilada y abierta
en el mueble de la entrada.

A veces me
quedo mirando el filo
de las cuchillas
y parece que me haces un guiño de acero,
y sé que el momento llegará pronto.

A veces
no puedo dejar
de ensuciar el papel,
como si la única salvación posible fuera enlazar
palabras buscando un sentido que acaso no tengan.

A veces tengo la certeza de que,
sólo muriendo,
acertaré a explicar la inutilidad de arrugar el poema.

A veces quisiera una voz más áspera
y dejo una navaja abierta.

En el mueble de la entrada,
una navaja que me invita a la nada.

miércoles, 13 de julio de 2011

FRENTE AL TELEVISOR

Imagen: Pistolatv. Collage digital.


Una mujer entra en su casa (un hogar humilde, con muebles viejos). Su marido (camiseta de tirantes con manchas de sudor en las axilas y calzoncillos) descabeza una siesta frente al inevitable aparato de televisión. El volumen está muy alto y la sala permanece en una perfecta penumbra, iluminada por los destellos que escapan de la pantalla.

La mujer empieza a desembolsar la compra en la cocina y dice algo al hombre, que no responde. Con gesto maternal mete un paquete de seis cervezas en el frigorífico y acude al salón donde tendrían que oírse los ronquidos del hombre.

En la pantalla, unos policías se felicitan por la resolución de su último caso. Un casquillo de bala fue la clave. Brindan con vasos de plástico llenos de café. Aparecen los títulos de crédito sobre la fotografía fija.

La mujer se ha sentado en una silla, al otro lado de la mesa camilla sobre la que suda una lata mediada de cerveza.

Normalmente, el hombre despierta en cuanto acaba su serie favorita, apura la media cerveza y va al baño; es el momento en que ella cambia de canal para ver algún documental de animales. Pero hoy no se mueve. Ni siquiera resopla como una ballena azul.

La mujer siente una congoja, se agarra el pecho y niega con la cabeza mientras se acerca al hombre, que no respira.

Enciende la luz de la lámpara y descubre un agujero del calibre 22 en la frente del hombre.

En el suelo, a los pies del mueble de la televisión, un casquillo idéntico al que ayudó a los policías a resolver el caso.

martes, 5 de julio de 2011

NADA ORIGINAL

Imagen: Jeringuillas en un descampado de San Blas. Miguel Gener.

(Dedicado a la memoria de los amigos ausentes)

Hoy he estado pensando en mi amigo, le llamaré Carlos. Carlos y yo nos conocimos hace tanto tiempo que he olvidado cómo fue. No importa.

Éramos tan jóvenes que me parece imposible. Nuestras vidas navegaban aún entre la infancia y lo que resultó ser la juventud. Nuestras voces cambiaban haciéndonos emitir unos gallos horribles mientras bebíamos las primeras cervezas o fumábamos el primer pitillo, escondidos, temiendo que alguien nos viera y se lo contara a nuestros viejos y que éstos cumplieran su amenaza de hacernos tragar el cigarro, encendido y todo, de un guantazo. Los primeros tragos del coñac robado en casa de la abuela. El primer rollo con una chica, los nervios, la excitación, sus pechos firmes, la suavidad de sus muslos… “No se lo cuentes a nadie”, las risas de los otros a los que, naturalmente, se lo había contado todo. El primer porro, sensaciones que el coñac y la cerveza no saben dar; la risa en el tiempo que se condensa y se estira como una goma o se derrite como en aquel cuadro de Dalí…

Crecimos, encontramos trabajos, novias, esposas, hijos. Años sin vernos, sabiendo por otros lo que es de nuestras vidas.

Carlos empezó a meterse en líos: pequeños robos, tráfico de hachís, una temporada en una clínica de desintoxicación… No hace mucho le pillaron con varios cientos de pastillas, una temporada en la cárcel…

Una historia nada original.

Cuando salió todo seguía igual, con esas pequeñas diferencias que nos hacen pensar que todo ha cambiado. Fue la última vez que le vi, estaba muy colgado. No paraba de beber y meterse de todo. “Así –me decía- no sé a lo que estoy enganchado”. Y se reía, el cabrón.

El tiempo continúa pasando, enmarcando los hechos. En este párrafo su cerebro no ha resistido. Ingreso en el hospital, algo sobre daños irreparables, situación irreversible y jerga médica. Nada original.


­­­­­­­­­­­­­­­­ Piensas en tu amigo y recuerdas aquellas tardes de hace un millón de años. Tantas batallas, el miedo y la risa. Lo ves ahora y querrías reventar, como los sesos de Carlos que te mira con esos ojos vacíos que te atraviesan sin verte mientras emite sonidos que se parecen vagamente a palabras.

Pero no revientas y un día sabes que sigues vivo y descubres que no quieres acabar como él. Consigues sobrevivir y te descubres pensando en cómo coño te has podido librar por tan poco.

lunes, 27 de junio de 2011

BENDITA POESÍA. Sábado, 2 de julio en Diablos Azules.

El próximo sábado, día 2 de julio tendrá lugar el acto "BENDITA POESÍA" en la sala DIABLOS AZULES. Presenta: Ricardo Bórnez. Recitan: Sagrario Díaz del Peral, Mery Malaya, Ángeles Fernán Gómez y JR Crespo. El acto está organizado por el colectivo CULTURA INDIGENTE en colaboración con la sala DIABLOS AZULES.

Más información en el cartel.

domingo, 19 de junio de 2011

RECITAL HOMENAJE A FEDERICO GARÍA LORCA. Próximo sábado, 25 de junio en Alcobendas.


En este acto también se homenajeará a los profesores de la Institución Libre de Enseñanza y de la Escuela Moderna; así como al recientemente fallecido poeta y cofundador de Cultura Indigente, José Luis Zúñiga.

viernes, 10 de junio de 2011

MADE IN AMERICA

Imagen: Bonnie & Clyde. Obtenida de la página Insight-fashion.com


un millón en billetes viejossinmarcar todo ha salido bien recoge el dinero (llena el cargador) viviremos como reyes iremos al caribe sí cariño como tú quieras (amartilla el arma) somos como bonianclaid sí cielo anda recoge los billetes me amas? claro un millón en billetes viejossinmarcar la bala atravesó el cráneo limpiamente

miércoles, 1 de junio de 2011

A MARILYN MONROE (1 de junio de 1926 - 5 de agosto de 1962)

Un día como hoy, hace 85 años, nacía en L.A. Norma Jean (alias Marilyn Monroe). Este poema fue publicado en el blog de CULTURA INDIGENTE, el 9 de abril de 2011, lo reproduzco para celebrar la efeméride.


“Era de carne y se fotografiaba de carne.”
(Billy Wilder).



Miraban los hombres a sus vecinas de arriba

a abajo

soñando tus muslos,

acariciaban el aire con manos

torpes de temblor.

Imaginaban almohadas sucias de carmín

y Channel nº 5.

Quisieron los hombres rasgar

las pantallas y secuestrar tu imagen viva.

Sacaron tu voz de los vinilos

para no sentirse solos,

enamoraron las paredes

con posters de Andy Warhol,

pero tú no venías y el Channel

olía a rancio en otras pieles.

Las pantallas se encienden de deseo

y los ojos se beben tu sombra de carne.

miércoles, 25 de mayo de 2011

DÍA DE LLUVIA

Imagen extraída del blog El camino de la tangente.

Iba a salir del portal cuando un vecino me avisó de que en la calle estaba cayendo una tormenta “de proporciones bíblicas”. Volví a entrar en mi domicilio de la calle de Santa Lucía, nº 11, noveno B, en busca de un paraguas y de nuevo afronté el descenso de la vieja escalera. Una vez en la calle, me dispuse a abrir el paraguas automático, cuando, al oprimir el mecanismo que hace que surja una estructura protectora contra las inclemencias del tiempo, oí un estruendo que, en primera instancia, achaqué a algún trueno proveniente de la tormenta tan tremenda con que Dios limpiaba la ciudad de la mácula de los pecados nocturnos. Incluso vi a una señora que (según pensé) se llevó tal susto por el trueno (pues debo confesar que hasta yo mismo me asusté de lo cerca que había sonado) que cayó de bruces en medio de la vía pública, siendo preciso aclarar que la susodicha señora se encontraba en pleno proceso de cruzar la calle.

Continuando con el relato de los hechos, mi paraguas no se abría, así que procedí a tirar nuevamente del mecanismo de apertura, esta vez más fuerte. Según tiré de la palanca, de nuevo oí un trueno de proporciones apocalípticas, incluso me pareció ver una especie de fogonazo que (por extraño que pueda parecer) salió de la punta de mi paraguas. Esta vez un hombre cayó al suelo a escasos 10 metros del lugar donde yo me hallaba. Quise acercarme al pobre hombre por si se había hecho daño al caer sobre la acera (el individuo en cuestión había logrado culminar el proceso de cruzar la calle); como digo, Señoría, quise acercarme al interfecto pero dos guardias me lo impidieron, debo añadir que con muy malos modos. Me despojaron del paraguas y me introdujeron esposado en un coche celular que condujeron a gran velocidad y con las sirenas a todo volumen hasta la comisaría del distrito, donde me empezaron a hacer unas preguntas absurdas; entre otras, Señoría, figúrese y perdone que me ría, me mostraron una escopeta Zabala, modelo 326-P, y se empeñaban en decirme que era “el arma homicida”.

Su Señoría comprenderá mi fastidio y confusión al ser interrogado y, casi me atrevería a decir que vejado de esa manera por dos agentes de la Ley, cuya misión es la de protegerme a mí, un honrado ciudadano, de la ralea de maleantes, ladrones y asesinos que pueblan estas calles y no, como hacían, acusarle a uno de haber entrado en su domicilio de la calle de Santa Lucía, número 11, noveno B, con la alevosa intención de coger una escopeta Zabala, modelo 326-P y emprenderla a tiros con los transeúntes. Como si uno fuera uno de esos psicópatas de las películas americanas, o como si uno fuera tan idiota de confundir un paraguas con una escopeta…