No nos engañemos Leopoldo
ambos sabíamos que esto iba a pasar
y, a pesar de ello
en este pasar me quedan tus versos
alucinados
los litros de cocacola
y el poemario de Mondragón
perdido en algún rincón de Nevermore
La radio ha dicho tu muerte
entre intranscendencias
que hacen más doloroso el duelo
verti, seguros para
gente despierta
mientras el poeta duerme
para siempre sin sueños ya
voceros de la incultura general que asola España
dicen anécdotas del loco
que jodía programas y tertulias
que llegaba horas antes
para hincharse de cocacolas
quizá para aplacar el fuego que hervía sus sesos
No nos engañemos Leopoldo
ambos sabíamos que la muerte es una amante
fiel que siempre llega a la cita
que siempre otorga su beso
como una especie de premio
La radio ha dado tu muerte entre
el café y una magdalena dura
y se me ha inflamado
esa parte del cerebro que se empeña
en esta labor inútil como los cadáveres
que es escribir y quiero
arrancarte la calavera y besar tu boca descarnada
ya te estarás pudriendo con toda la hermosura de lo inútil
los gusanos se alimentarán de tu carroña
y los pedantes seguirán dedicándote palabras tibias
con sonrisas cínicas hablando de tu locura
No nos engañemos Leopoldo
ambos sabíamos que esto iba a pasar
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