Vestido con mi traje de madera
descansaré al final del camino,
tus ojos no me ven, tus lágrimas
no pueden encontrar el rincón
donde
se me acabaron las penas.
Hoy estreno mi mortaja,
los pájaros han callado su
canción
y las guitarras que no
aprendieron
la música de los muertos,
seguirán calladas por siempre.
Hoy estreno mi mortaja
mientras la vida
sigue saldando futuros
imperfectos
de hombres y mujeres que no
aprendieron
a respirar el aire en un vuelo,
que no supieron del mar
donde se ahoga el canto difunto
de los relojes.
Vestido con mi traje de madera
descansaré cuando se vaya la
luz.
Tus ojos no me ven, tus
lágrimas,
ya recuerdos de tiempo ajado,
no me encuentran
en porqués no preguntados.
Hoy estreno mi mortaja,
las pinceladas de mis párpados
no pintan ya nada en este hueco.
Y llorarás los besos que dejaré
de darte,
las caricias que ya nunca
estremecerán
tu piel. El vello de tu pubis no
temblará ya más
al tacto de mis dedos fríos.
Hoy estreno mi mortaja,
afilaré mis puñales para
defenderme
del frío que no me dejaba
respirar.
Lloras mi ausencia con todo tu
cuerpo estremecido,
con todas tus lágrimas huyendo
desordenadas.
Ya se agotaron los vocablos
que nacieron muertos.
Descanso al final del camino
vestido con mi traje de madera.
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